El 25 de enero de 2019, el dique de la presa de relaves de la mina Corrego do Feijaoã, cerca de la ciudad de Brumadinho, —una mina de mineral de hierro propiedad de la empresa minera Vale— se rompió y provocó la muerte de 270 personas. Tras la catástrofe, las investigaciones han descubierto pruebas que sugieren que Vale sabía que la presa era inestable y no tomó medidas suficientes para evitar la ruptura. En febrero de 2021, las víctimas recibieron una indemnización de 7 000 millones USD, y la alta dirección de Vale ahora se enfrenta a acusaciones de asesinato en los tribunales brasileños por el desastre.
Vale también ha sido incluida en la lista negra de muchos inversores, en especial en Europa, lo que ha reducido significativamente el precio de sus acciones. El desastre es el segundo en el que se ha visto implicada Vale, tras la ruptura de dos represas brasileñas de propiedad conjunta en noviembre de 2015, que provocó decenas de muertes y la contaminación de más de 660 km de vías fluviales. La investigación de Brumadhino también involucra a otras empresas, como la alemana TÜV SÜD, que, según la fiscalía, elaboró informes falsos en los que aseguraba que la presa era segura, fruto de «presiones, recompensas y conflictos de intereses entre Vale y TÜV SÜD».