En febrero de 2016, Nestlé reveló de forma independiente que tras una investigación interna de un año de duración, había detectado prácticas de trabajo forzoso en sus cadenas de suministro de mariscos tailandesas. Se comprobó que había migrantes de Myanmar y Camboya trabajando en buques pesqueros, molinos y granjas pesqueras en condiciones de esclavitud moderna. La decisión de Nestlé de hacer públicos los resultados es poco frecuente y fue elogiada por las ONG como un esfuerzo innovador para fomentar una mayor transparencia de la cadena de suministro.
Desde entonces, Nestlé ha adoptado medidas detalladas en el marco de un plan de acción más amplio para apoyar el abastecimiento responsable en Tailandia, que incluyen el mapeo de la cadena de suministro y la oferta de formación, así como asociaciones con ONG tailandesas. En 2017, Nestlé logró una trazabilidad del 99% para el atún capturado en estado salvaje y los camarones de piscifactoría, y prohibió el trasbordo en el mar (el acto de trasladar productos de un buque a otro), un factor de riesgo clave para el trabajo forzoso. En 2020, Nestlé puso en marcha dos proyectos en Tailandia para desarrollar seminarios y contenidos destinados a aumentar la sensibilización sobre los derechos laborales.
La empresa también trabaja con la organización sin ánimo de lucro Issara Institute para garantizar que los/as trabajadores/as de la cadena de suministro de marisco tengan acceso a una línea telefónica independiente en la que puedan solicitar asistencia y apoyo. Además, Nestlé se ha asegurado de que los principios de su Estándar de Suministro Responsable se incorporen en las relaciones comerciales, que establecen requisitos de abastecimiento responsable para proveedores de primer nivel, filiales, proveedores de niveles inferiores y proveedores de servicios de origen.